A 50 kilómetros de Bogotá y a 180 metros bajo la superficie se esculpió a mano una catedral
Martes 22 de noviembre de 2011
EFE Reportajes | El Universal
VÍA CRUCIS. En dos kilómetros se observan las 14 estaciones del calvario de Cristo (Foto: Especial EFE y Archivo )
A unos 50 kilómetros de Bogotá y a 180 metros bajo tierra se ubica la imponente Catedral de Sal de Zipaquirá, una construcción subterránea tallada por los propios mineros como culto a la Virgen de Guasá, elegida por esos trabajadores como su patrona.
Esta mina es el resultado de la evaporación de un pequeño mar que se encontraba en la zona hace 70 millones de años y que tras un movimiento telúrico que unió las cimas de dos montañas, dejó la sal atrapada en una cavidad bajo tierra.
Los expertos aseguran que este yacimiento cuenta con reservas de más de 250 millones de toneladas de sal. Con esa cantidad se podría explotar durante los próximos 500 años.
El municipio de Zipaquirá está ubicado muy cerca de Bogotá y es conocida como la "ciudad de sal" por ser uno de los centros de explotación más importantes.
Un Calvario
En un Vía Crucis de dos kilómetros se observan las 14 estaciones del calvario de Cristo, con una rica simbología. Estas escenificaciones, todas talladas en sal, se van enterrando de forma más profunda en el suelo como representación de las caídas que sufrió Jesucristo camino a su crucifixión.
La cúpula central es una alegoría del cielo, iluminado de azul y tallado a mano, y la tierra, de mármol blanco y liso.
La cruz principal, situada tras el altar, y de 16 metros de altura, está considerada como la más alta del mundo bajo tierra. En un ingenioso juego de luces queda plasmado el latido del corazón de Cristo con una lenta e intermitente luz roja.
Los túneles cuentan con 10 mil luces de colores y un sistema de sonido envolvente y de alta definición, respetuoso del ambiente y con un menor de energía. Se hizo un estudio para saber cuál es el efecto ideal y el color de luz que se necesitaba poner en cada estación.
La catedral está a 180 metros bajo tierra, pero las propiedades elastoplásticas de la sal permiten su desgaste paulatino y evitan su derrumbe.