El evento se realizará en Morelia del 29 de septiembre al 2 de octubre, con la participación de 19 estados del país
MÉXICO | Martes 13 de septiembre de 2011
Notimex | El Universal
Tras augurar a la Segunda Feria Mundial de Turismo Cultural de Morelia "un horizonte de éxito", la titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar, expuso hoy aquí las razones que explican por qué México es la sede natural de esa actividad.
Acompañada por la secretaria de Turismo federal, Gloria Guevara Manzo, la funcionaria cultural señalo que la feria, actividad que se propone ser pronto el encuentro más importante en su tipo a nivel mundial, se realizará del 29 de septiembre al 2 de octubre, con la participación de 19 estados del país.
Con 37, México ocupa el primer lugar en el continente Americano en sitios declarados patrimonio mundial de la humanidad y es el sexto del mundo. El Museo Nacional de Antropología tiene la más grande colección de arte precolombino del planeta y es uno de los 10 más importantes en su disciplina.
"Los festivales de cine de Guadalajara y de Morelia están ubicados entre los más importantes a nivel internacional y México, también es sede del Festival internacional Cervantino, uno de los encuentro artísticos y por mucha gente considerado entre los cinco mejores en todo el planeta", enfatizó.
Durante la conferencia de prensa conjunta para dar a conocer los pormenores de la mencionada feria de carácter mundial, la responsable de la política cultural del país mencionó que la Feria Internacional del Libro de Guadalajara es una de las tres más importantes del mundo y la primera en lengua española.
El Auditorio Nacional de la Ciudad de México, ejemplificó Consuelo Sáizar ante medios de comunicación nacionales y extranjeros, es uno de los mejores foros del mundo para espectáculos en vivo, y de manera repetida, ha sido considerado número uno en su tipo por sus instalaciones y capacidad.
"México es la primera economía creativa en América Latina, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas y, tan sólo en los últimos años, se han registrado más de 300 actividades artísticas y culturales de las más diversas disciplinas, provenientes de este país en diferentes naciones de todo el mundo" argumentó.
Por otro lado, advirtió que el "Proyecto Cultural del Siglo XXI Mexicano", que está diseñando desde el Conaculta, "tiene como uno de sus ejes la difusión del legado y una mayor vinculación de la población con las manifestaciones culturales y artísticas", y en ese sentido, subrayó unos logros del sexenio.
"Destaca la apertura de ocho nuevas zonas arqueológicas, seis nuevos museos y la habilitación integral de 40 nuevos espacios museográficos en el país, además de que recientemente se lanzó el programa de Museos Virtuales que permite a los turistas una nueva forma de conocer nuestros acervos", dijo.
Finalmente, refrendó, ante la secretaria Guevara, el compromiso de trabajar de manera conjunta, "porque estamos seguros que entre más y mejor se conoce el patrimonio cultural, mayor es el deseo de recorrerlo y de hacerlo propio. Esta feria nos ofrece la oportunidad de mostrar los valiosos bienes que nos han sido legados".
Este es un espacio para compartir y discutir sobre Turismo Espiritual y Turismo Religioso, bienvenidas todas las aportaciones y comentarios sobre el tema
martes, 20 de septiembre de 2011
Nizhni Nóvgorod, perla acariciada por dos ríos
Sorprendente y majestuosa, Nizhni Nóvgorod es una de las gemas turísticas menos conocidas de Rusia, engarzada en la confluencia de dos grandes ríos: el Oká y el Volga
Martes 13 de septiembre de 2011
EFE / Reportajes | El Universal
Incluida en la lista de Unesco de las cien ciudades del mundo que representan valor histórico y cultural, Nizhni Nóvgorod conserva su rico patrimonio pese a ser uno de los principales centros industriales de Rusia.
Aquí se fabrican automóviles y camiones en la fábrica GAZ, buques fluviales y marítimos (en Sórmovo), aviones, en la planta Sókol, y muchos tipos de maquinaria, y por paradójico que parezca, fue precisamente su gran industria la que le permitió salvaguardar su casco histórico.
Hasta principios de la pasada década del noventa Nizhni Novgorod, que en tiempos soviéticos llevó el nombre de Gorki, en honor al escritor ruso Maxim Gorki, fue una "ciudad cerrada", a la que solo se podía llegar con autorizaciones especiales. De ese modo se pretendía guardar los secretos de las numerosas empresas de la industria militar que tenía Gorki.
Para Andréi Sájarov, el padre de la bomba de hidrógeno, disidente soviético y Premio Nobel de la Paz, la ciudad se convirtió en una prisión. En 1980 el académico y defensor de los derechos humanos fue confinado por el régimen soviético en Nizhni Nóvgorod, donde pasó seis años bajo la vigilancia de KGB hasta que en 1986 Mijaíl Gorbachov le permitió regresar a Moscú.
Hoy ya se deja sentir la influencia del flujo turístico, y tras las filas de casitas antiguas destartaladas se alzan las torres de cristal y acero de los bancos y centros comerciales.
Pero la nueva imagen que luce ahora la ciudad no impide saborear su pasado. Nizhni Nóvgorod es puro contraste entre lo antiguo y lo moderno, un lugar perfecto para disfrutar de un recorrido por la historia y descubrir la provincia rusa.
En medio de la calma apacible que reina en esta ciudad cuesta imaginar el caos y el fragor de las batallas que otrora se libraron al pie de las murallas del kremlin de Nizhni Nóvogorod.
Fundada en 1221 por Yuri, príncipe de Vladímir, Nizhni Nóvgorod fue primero una fortaleza (kremlin) de madera, protegido de un lado por un profundo barranco y del otro por la confluencia de dos grandes ríos, el Oká y el Volga.
Vista de la muralla del kremlin desde el Volga
Una ciudad con mucha hostoria
Nizhni Nóvgorod fue escenario de sangrientos acontecimientos, invasiones de varios pueblos, el yugo de los tártaros a partir de 1238, así como de conflictos entre los principados rusos vecinos que intentaban apoderarse de esa estratégica fortaleza.
Varias veces la ciudad fue tomada y arruinada por las vecinas tribus, sobre todo por las huestes de la Horda Dorada en los siglos XIV-XV. En aquellas condiciones de permanentes invasiones fue imposible mantener la independencia, y la ciudad se sumó al Principado de Moscú, convirtiéndose en una de sus fortalezas fronterizas.
A principios del siglo XVI el príncipe de Moscú, Iván el Grande, decidió fortalecer sus fronteras orientales e inició en Nizhni Nóvgorod la construcción de un nuevo kremlin, de piedra. Para este fin fueron invitados los mejores albañiles de la ciudad noroeste de Rusia, Pskov, y el arquitecto italiano Pietro Francesco. La nueva fortaleza consiguió repeler numerosos ataques del Kanato de Kazán, estado tártaro fundado tras la desintegración de la Horda Dorada, Volga abajo.
El kremlin está rodeado de leyendas, una de las cuales dice que el zar Iván el Terrible escondió parte de su biblioteca en un tonel secreto bajo la torre Gueórguiyevskaya (de San Jorge) cuando partió para conquistar el Kanato de Kazán.
Fue entonces, tras la desaparición de aquel peligroso enemigo vecino, cuando Nizhni Nóvgorod, gracias a su estratégica posición en el principal nudo fluvial, comenzó a convertirse en el gran centro comercial de Rusia. La primera feria apareció frente al templo de San Macario, en la orilla izquierda de Volga. Con el tiempo los pabellones que solo funcionaban en verano se extendieron por ambos lados del gran río ruso.
En 1817, tras los devastadores incendios que acabaron con los pabellones, el zar Alejandro I de Rusia ordenó construir unas modernas galerías comerciales, que fueron erigidas por el famoso ingeniero canario Agustín de Batancourt, cuya mayor obra, el manezh (picadero cubierto), se alza en Moscú, a escasos metros de la plaza Roja.
Otro vínculo que hace recordar a Moscú en pleno centro de Nizhni Nóvgorod es el monumento a Kuzmá Minin y Dmitri Pozharski, una copia del que adorna la plaza Roja.
Precisamente de Nizhni Nóvgorod partieron en 1612 las milicias organizadas por Minin y guiadas por Pozharski para liberar Moscú de los polacos. Dos siglos más tarde, en Moscú fue erigido el famoso monumento, cuya inscripción reza: "Al ciudadano Minin y príncipe Pozharsky, Rusia agradecida".
Tras las reformas de Pedro el Grande, en el siglo XVIII, la ciudad de Nizhni Nóvgorod volvió a experimentar grandes cambios en su desarrollo social y arquitectura: se abrieron escuelas, un seminario ortodoxo, un teatro. Más tarde aparecieron templos de diferentes confesiones, incluidas una mezquita y una iglesia armenia. Fue entonces cuando comenzó el desarrollo de la industria: la planta y astilleros de Sórmovo, fundada en 1849, desempeñaron un papel crucial en la construcción naval y la fabricación de maquinarias.
Hacen recordar aquellas épocas de ricos mercaderes y prósperos industriales las ricas mansiones de estilo barroco.
En este plan una de las calles más interesantes es Pokróvskaya, hoy zona peatonal situada frente al Kremlin.
Pokróvskaya, o Pokrovka como la llaman sus habitantes, es sin duda el mejor lugar para paseo turístico: aquí la gente saca fotos con diversos monumentos curiosos que representan hombres de diferentes profesiones, animales y hasta utensilios.
En Pokrovka hay tiendas de recuerdos para los turistas, cafeterías y restaurantes temáticos con una amplia gama de cocina étnica para todos los gustos. En un entorno tan ruso parece increíble poder encontrar restaurantes mexicanos, españoles, chinos, italianos y muchos más.
Cuando la noche cae sobre la vieja ciudad y las luces de las farolas marcan de sombras sus calles, parecen resucitar las leyendas de Nizhni Nóvgorod. Una de ellas está relacionada con la mansión de los comerciantes y filántropos Kamenski.
El palacete es un auténtico nido de fantasmas, aseguran convencidos los vecinos de la ciudad. Por las noches, dicen, desde los sótanos de la mansión se oyen voces extrañas y sombras misteriosas deambulan por sus otrora lujosos salones. La creencia popular sostiene que son las almas atormentadas de los Kamenski que se vieron obligados a huir de Rusia después de la revolución socialista en 1917.
Aparentemente, los Kamenski tenían esperanzas de regresar algún día a su casa ya que ocultaron allí un tesoro, hallado en 1973 y que llegó a exponerse en el kremlin.
Por increíbles que parezcan las leyendas, lo cierto es que esta antigua ciudad que estuvo vedada a los ojos de los turistas durante más de treinta años sigue reservando para el visitante no pocos enigmas y sorpresas.
Martes 13 de septiembre de 2011
EFE / Reportajes | El Universal
Incluida en la lista de Unesco de las cien ciudades del mundo que representan valor histórico y cultural, Nizhni Nóvgorod conserva su rico patrimonio pese a ser uno de los principales centros industriales de Rusia.
Aquí se fabrican automóviles y camiones en la fábrica GAZ, buques fluviales y marítimos (en Sórmovo), aviones, en la planta Sókol, y muchos tipos de maquinaria, y por paradójico que parezca, fue precisamente su gran industria la que le permitió salvaguardar su casco histórico.
Hasta principios de la pasada década del noventa Nizhni Novgorod, que en tiempos soviéticos llevó el nombre de Gorki, en honor al escritor ruso Maxim Gorki, fue una "ciudad cerrada", a la que solo se podía llegar con autorizaciones especiales. De ese modo se pretendía guardar los secretos de las numerosas empresas de la industria militar que tenía Gorki.
Para Andréi Sájarov, el padre de la bomba de hidrógeno, disidente soviético y Premio Nobel de la Paz, la ciudad se convirtió en una prisión. En 1980 el académico y defensor de los derechos humanos fue confinado por el régimen soviético en Nizhni Nóvgorod, donde pasó seis años bajo la vigilancia de KGB hasta que en 1986 Mijaíl Gorbachov le permitió regresar a Moscú.
Hoy ya se deja sentir la influencia del flujo turístico, y tras las filas de casitas antiguas destartaladas se alzan las torres de cristal y acero de los bancos y centros comerciales.
Pero la nueva imagen que luce ahora la ciudad no impide saborear su pasado. Nizhni Nóvgorod es puro contraste entre lo antiguo y lo moderno, un lugar perfecto para disfrutar de un recorrido por la historia y descubrir la provincia rusa.
En medio de la calma apacible que reina en esta ciudad cuesta imaginar el caos y el fragor de las batallas que otrora se libraron al pie de las murallas del kremlin de Nizhni Nóvogorod.
Fundada en 1221 por Yuri, príncipe de Vladímir, Nizhni Nóvgorod fue primero una fortaleza (kremlin) de madera, protegido de un lado por un profundo barranco y del otro por la confluencia de dos grandes ríos, el Oká y el Volga.
Vista de la muralla del kremlin desde el Volga
Una ciudad con mucha hostoria
Nizhni Nóvgorod fue escenario de sangrientos acontecimientos, invasiones de varios pueblos, el yugo de los tártaros a partir de 1238, así como de conflictos entre los principados rusos vecinos que intentaban apoderarse de esa estratégica fortaleza.
Varias veces la ciudad fue tomada y arruinada por las vecinas tribus, sobre todo por las huestes de la Horda Dorada en los siglos XIV-XV. En aquellas condiciones de permanentes invasiones fue imposible mantener la independencia, y la ciudad se sumó al Principado de Moscú, convirtiéndose en una de sus fortalezas fronterizas.
A principios del siglo XVI el príncipe de Moscú, Iván el Grande, decidió fortalecer sus fronteras orientales e inició en Nizhni Nóvgorod la construcción de un nuevo kremlin, de piedra. Para este fin fueron invitados los mejores albañiles de la ciudad noroeste de Rusia, Pskov, y el arquitecto italiano Pietro Francesco. La nueva fortaleza consiguió repeler numerosos ataques del Kanato de Kazán, estado tártaro fundado tras la desintegración de la Horda Dorada, Volga abajo.
El kremlin está rodeado de leyendas, una de las cuales dice que el zar Iván el Terrible escondió parte de su biblioteca en un tonel secreto bajo la torre Gueórguiyevskaya (de San Jorge) cuando partió para conquistar el Kanato de Kazán.
Fue entonces, tras la desaparición de aquel peligroso enemigo vecino, cuando Nizhni Nóvgorod, gracias a su estratégica posición en el principal nudo fluvial, comenzó a convertirse en el gran centro comercial de Rusia. La primera feria apareció frente al templo de San Macario, en la orilla izquierda de Volga. Con el tiempo los pabellones que solo funcionaban en verano se extendieron por ambos lados del gran río ruso.
En 1817, tras los devastadores incendios que acabaron con los pabellones, el zar Alejandro I de Rusia ordenó construir unas modernas galerías comerciales, que fueron erigidas por el famoso ingeniero canario Agustín de Batancourt, cuya mayor obra, el manezh (picadero cubierto), se alza en Moscú, a escasos metros de la plaza Roja.
Otro vínculo que hace recordar a Moscú en pleno centro de Nizhni Nóvgorod es el monumento a Kuzmá Minin y Dmitri Pozharski, una copia del que adorna la plaza Roja.
Precisamente de Nizhni Nóvgorod partieron en 1612 las milicias organizadas por Minin y guiadas por Pozharski para liberar Moscú de los polacos. Dos siglos más tarde, en Moscú fue erigido el famoso monumento, cuya inscripción reza: "Al ciudadano Minin y príncipe Pozharsky, Rusia agradecida".
Tras las reformas de Pedro el Grande, en el siglo XVIII, la ciudad de Nizhni Nóvgorod volvió a experimentar grandes cambios en su desarrollo social y arquitectura: se abrieron escuelas, un seminario ortodoxo, un teatro. Más tarde aparecieron templos de diferentes confesiones, incluidas una mezquita y una iglesia armenia. Fue entonces cuando comenzó el desarrollo de la industria: la planta y astilleros de Sórmovo, fundada en 1849, desempeñaron un papel crucial en la construcción naval y la fabricación de maquinarias.
Hacen recordar aquellas épocas de ricos mercaderes y prósperos industriales las ricas mansiones de estilo barroco.
En este plan una de las calles más interesantes es Pokróvskaya, hoy zona peatonal situada frente al Kremlin.
Pokróvskaya, o Pokrovka como la llaman sus habitantes, es sin duda el mejor lugar para paseo turístico: aquí la gente saca fotos con diversos monumentos curiosos que representan hombres de diferentes profesiones, animales y hasta utensilios.
En Pokrovka hay tiendas de recuerdos para los turistas, cafeterías y restaurantes temáticos con una amplia gama de cocina étnica para todos los gustos. En un entorno tan ruso parece increíble poder encontrar restaurantes mexicanos, españoles, chinos, italianos y muchos más.
Cuando la noche cae sobre la vieja ciudad y las luces de las farolas marcan de sombras sus calles, parecen resucitar las leyendas de Nizhni Nóvgorod. Una de ellas está relacionada con la mansión de los comerciantes y filántropos Kamenski.
El palacete es un auténtico nido de fantasmas, aseguran convencidos los vecinos de la ciudad. Por las noches, dicen, desde los sótanos de la mansión se oyen voces extrañas y sombras misteriosas deambulan por sus otrora lujosos salones. La creencia popular sostiene que son las almas atormentadas de los Kamenski que se vieron obligados a huir de Rusia después de la revolución socialista en 1917.
Aparentemente, los Kamenski tenían esperanzas de regresar algún día a su casa ya que ocultaron allí un tesoro, hallado en 1973 y que llegó a exponerse en el kremlin.
Por increíbles que parezcan las leyendas, lo cierto es que esta antigua ciudad que estuvo vedada a los ojos de los turistas durante más de treinta años sigue reservando para el visitante no pocos enigmas y sorpresas.
Chamula y Zinacantán, tesoros chiapanecos
Pueblos tzotziles, regidos por usos y costumbres. Entra en su vida cotidiana y descubre la magia que ellos mismos crean
Domingo 11 de septiembre de 2011
Viridiana Ramírez | El Universal
viridiana.ramirez@eluniversal.com.mx
Entre las montañas, donde la humedad de la selva chiapaneca ya no se siente, se encuentran los pueblos San Juan Chamula y Zinacantán, ambos refugio de la etnia tzotzil. Convivir y aprender su cultura es posible.
Excursión de medio día
San Cristóbal de las Casas debe ser el punto de partida, es el pueblo más cercano a San Juan Chamula, la primera parada. Lo mejor es visitarlo en fin de semana y desde muy temprano, para encontrar el mercado en donde aún se acostumbra el trueque.
Los chamulas no tienen identificadas sus calles con nombres o números, pero todas ellas te conducen al panteón y a su antigua iglesia, quemada por un rayo. A un costado se encuentra la actual iglesia dedicada a San Juan Bautista. Para entrar es necesario solicitar un permiso al mayordomo, habitante de jerarquía, al cuidado del templo.
Tomar fotos está prohibido y es mejor respetar la regla para evitar la cárcel. A diferencia de la fachada, que podría pasar como católica, el interior es otro, es donde están los chamanes arrodillados y rezando por la sanación de algún habitante o animal.
Una alfombra de hojas de pino frescas es el piso del templo, los santos están a un costado y los fieles frente al chamán en silencio.
No hay electricidad que alumbre el espacio, sólo los rayos del sol que penetran por tres ventanales y la cantidad de velas, pequeñas y delgadas, encendidas. Se pueden apreciar animales y otros "ingredientes" como huevos, que se emplean para los rituales.
Eso es el atractivo de San Juan Chamula, ver a sus chamanes y las ceremonias en donde no falta el posh, aguardiente que escupen para alejar el mal. Al turista sólo le queda contemplar la escena sin hablar o realizar alguna expresión de asombro.
Zinacantán y sus flores.
A 10 minutos de Chamula, encontramos otro rincón tzotzil. La carretera está llena de invernaderos en donde crecen tulipanes, orquídeas, azucenas, gerberas, flores de colores vivos al cuidado de los hombres, sí, ellos tienen esa encomienda en Zinacantán.
Calles empedradas y casas de adobe adornan el paisaje, que se satura de color con la vestimenta de las mujeres: elegantes faldones y blusas bordadas en telar de cintura por ellas mismas.
En las casas de las artesanas, no sólo podrás observar su técnica de bordado y adquirir souvenirs desde 100 pesos, también podrás compartir la hora de la comida con ellas.
Alrededor del fogón uno se sienta, directo en el piso. Ellas elaboran tortillas a mano.
De la olla salen frijoles calientes, del molcajete la salsa, y a taquear. El queso, la crema y la pepita molida no pueden faltar. Las historias de familia se hacen escuchar. El café de olla hace la charla más acogedora, también los niños que insisten en vender artesanía.
Estos ciudadanos del mundo están vinculados a una organización sin fronteras denominada Servas, fundada después de la Segunda Guerra Mundial y orientada al intercambio cultural de viajeros como embajadores de la paz.
Dahab, en la península del Sinaí, muy cercana a la cosmopolita Sharm el-Sheikh, era un pueblo de beduinos al cual llegaron los hippies para quedarse y transformarlo en un edén expresado por sus playas de peces multicolores, por su libertad y seguridad, su comida, sus comodidades y, sobre todo, sus precios. Los equipos náuticos se alquilan por dos dólares, los banquetes en restaurantes al borde del mar son de 10 dólares, incluyendo las bebidas alcohólicas, los hoteles tres estrellas no cuestan más de 15 dólares, además de tener toda una gama de sitios nocturnos. (Agencias)
Domingo 11 de septiembre de 2011
Viridiana Ramírez | El Universal
viridiana.ramirez@eluniversal.com.mx
Entre las montañas, donde la humedad de la selva chiapaneca ya no se siente, se encuentran los pueblos San Juan Chamula y Zinacantán, ambos refugio de la etnia tzotzil. Convivir y aprender su cultura es posible.
Excursión de medio día
San Cristóbal de las Casas debe ser el punto de partida, es el pueblo más cercano a San Juan Chamula, la primera parada. Lo mejor es visitarlo en fin de semana y desde muy temprano, para encontrar el mercado en donde aún se acostumbra el trueque.
Los chamulas no tienen identificadas sus calles con nombres o números, pero todas ellas te conducen al panteón y a su antigua iglesia, quemada por un rayo. A un costado se encuentra la actual iglesia dedicada a San Juan Bautista. Para entrar es necesario solicitar un permiso al mayordomo, habitante de jerarquía, al cuidado del templo.
Tomar fotos está prohibido y es mejor respetar la regla para evitar la cárcel. A diferencia de la fachada, que podría pasar como católica, el interior es otro, es donde están los chamanes arrodillados y rezando por la sanación de algún habitante o animal.
Una alfombra de hojas de pino frescas es el piso del templo, los santos están a un costado y los fieles frente al chamán en silencio.
No hay electricidad que alumbre el espacio, sólo los rayos del sol que penetran por tres ventanales y la cantidad de velas, pequeñas y delgadas, encendidas. Se pueden apreciar animales y otros "ingredientes" como huevos, que se emplean para los rituales.
Eso es el atractivo de San Juan Chamula, ver a sus chamanes y las ceremonias en donde no falta el posh, aguardiente que escupen para alejar el mal. Al turista sólo le queda contemplar la escena sin hablar o realizar alguna expresión de asombro.
Zinacantán y sus flores.
A 10 minutos de Chamula, encontramos otro rincón tzotzil. La carretera está llena de invernaderos en donde crecen tulipanes, orquídeas, azucenas, gerberas, flores de colores vivos al cuidado de los hombres, sí, ellos tienen esa encomienda en Zinacantán.
Calles empedradas y casas de adobe adornan el paisaje, que se satura de color con la vestimenta de las mujeres: elegantes faldones y blusas bordadas en telar de cintura por ellas mismas.
En las casas de las artesanas, no sólo podrás observar su técnica de bordado y adquirir souvenirs desde 100 pesos, también podrás compartir la hora de la comida con ellas.
Alrededor del fogón uno se sienta, directo en el piso. Ellas elaboran tortillas a mano.
De la olla salen frijoles calientes, del molcajete la salsa, y a taquear. El queso, la crema y la pepita molida no pueden faltar. Las historias de familia se hacen escuchar. El café de olla hace la charla más acogedora, también los niños que insisten en vender artesanía.
Estos ciudadanos del mundo están vinculados a una organización sin fronteras denominada Servas, fundada después de la Segunda Guerra Mundial y orientada al intercambio cultural de viajeros como embajadores de la paz.
Dahab, en la península del Sinaí, muy cercana a la cosmopolita Sharm el-Sheikh, era un pueblo de beduinos al cual llegaron los hippies para quedarse y transformarlo en un edén expresado por sus playas de peces multicolores, por su libertad y seguridad, su comida, sus comodidades y, sobre todo, sus precios. Los equipos náuticos se alquilan por dos dólares, los banquetes en restaurantes al borde del mar son de 10 dólares, incluyendo las bebidas alcohólicas, los hoteles tres estrellas no cuestan más de 15 dólares, además de tener toda una gama de sitios nocturnos. (Agencias)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)