Sorprendente y majestuosa, Nizhni Nóvgorod es una de las gemas turísticas menos conocidas de Rusia, engarzada en la confluencia de dos grandes ríos: el Oká y el Volga
Martes 13 de septiembre de 2011
EFE / Reportajes | El Universal
Incluida en la lista de Unesco de las cien ciudades del mundo que representan valor histórico y cultural, Nizhni Nóvgorod conserva su rico patrimonio pese a ser uno de los principales centros industriales de Rusia.
Aquí se fabrican automóviles y camiones en la fábrica GAZ, buques fluviales y marítimos (en Sórmovo), aviones, en la planta Sókol, y muchos tipos de maquinaria, y por paradójico que parezca, fue precisamente su gran industria la que le permitió salvaguardar su casco histórico.
Hasta principios de la pasada década del noventa Nizhni Novgorod, que en tiempos soviéticos llevó el nombre de Gorki, en honor al escritor ruso Maxim Gorki, fue una "ciudad cerrada", a la que solo se podía llegar con autorizaciones especiales. De ese modo se pretendía guardar los secretos de las numerosas empresas de la industria militar que tenía Gorki.
Para Andréi Sájarov, el padre de la bomba de hidrógeno, disidente soviético y Premio Nobel de la Paz, la ciudad se convirtió en una prisión. En 1980 el académico y defensor de los derechos humanos fue confinado por el régimen soviético en Nizhni Nóvgorod, donde pasó seis años bajo la vigilancia de KGB hasta que en 1986 Mijaíl Gorbachov le permitió regresar a Moscú.
Hoy ya se deja sentir la influencia del flujo turístico, y tras las filas de casitas antiguas destartaladas se alzan las torres de cristal y acero de los bancos y centros comerciales.
Pero la nueva imagen que luce ahora la ciudad no impide saborear su pasado. Nizhni Nóvgorod es puro contraste entre lo antiguo y lo moderno, un lugar perfecto para disfrutar de un recorrido por la historia y descubrir la provincia rusa.
En medio de la calma apacible que reina en esta ciudad cuesta imaginar el caos y el fragor de las batallas que otrora se libraron al pie de las murallas del kremlin de Nizhni Nóvogorod.
Fundada en 1221 por Yuri, príncipe de Vladímir, Nizhni Nóvgorod fue primero una fortaleza (kremlin) de madera, protegido de un lado por un profundo barranco y del otro por la confluencia de dos grandes ríos, el Oká y el Volga.
Vista de la muralla del kremlin desde el Volga
Una ciudad con mucha hostoria
Nizhni Nóvgorod fue escenario de sangrientos acontecimientos, invasiones de varios pueblos, el yugo de los tártaros a partir de 1238, así como de conflictos entre los principados rusos vecinos que intentaban apoderarse de esa estratégica fortaleza.
Varias veces la ciudad fue tomada y arruinada por las vecinas tribus, sobre todo por las huestes de la Horda Dorada en los siglos XIV-XV. En aquellas condiciones de permanentes invasiones fue imposible mantener la independencia, y la ciudad se sumó al Principado de Moscú, convirtiéndose en una de sus fortalezas fronterizas.
A principios del siglo XVI el príncipe de Moscú, Iván el Grande, decidió fortalecer sus fronteras orientales e inició en Nizhni Nóvgorod la construcción de un nuevo kremlin, de piedra. Para este fin fueron invitados los mejores albañiles de la ciudad noroeste de Rusia, Pskov, y el arquitecto italiano Pietro Francesco. La nueva fortaleza consiguió repeler numerosos ataques del Kanato de Kazán, estado tártaro fundado tras la desintegración de la Horda Dorada, Volga abajo.
El kremlin está rodeado de leyendas, una de las cuales dice que el zar Iván el Terrible escondió parte de su biblioteca en un tonel secreto bajo la torre Gueórguiyevskaya (de San Jorge) cuando partió para conquistar el Kanato de Kazán.
Fue entonces, tras la desaparición de aquel peligroso enemigo vecino, cuando Nizhni Nóvgorod, gracias a su estratégica posición en el principal nudo fluvial, comenzó a convertirse en el gran centro comercial de Rusia. La primera feria apareció frente al templo de San Macario, en la orilla izquierda de Volga. Con el tiempo los pabellones que solo funcionaban en verano se extendieron por ambos lados del gran río ruso.
En 1817, tras los devastadores incendios que acabaron con los pabellones, el zar Alejandro I de Rusia ordenó construir unas modernas galerías comerciales, que fueron erigidas por el famoso ingeniero canario Agustín de Batancourt, cuya mayor obra, el manezh (picadero cubierto), se alza en Moscú, a escasos metros de la plaza Roja.
Otro vínculo que hace recordar a Moscú en pleno centro de Nizhni Nóvgorod es el monumento a Kuzmá Minin y Dmitri Pozharski, una copia del que adorna la plaza Roja.
Precisamente de Nizhni Nóvgorod partieron en 1612 las milicias organizadas por Minin y guiadas por Pozharski para liberar Moscú de los polacos. Dos siglos más tarde, en Moscú fue erigido el famoso monumento, cuya inscripción reza: "Al ciudadano Minin y príncipe Pozharsky, Rusia agradecida".
Tras las reformas de Pedro el Grande, en el siglo XVIII, la ciudad de Nizhni Nóvgorod volvió a experimentar grandes cambios en su desarrollo social y arquitectura: se abrieron escuelas, un seminario ortodoxo, un teatro. Más tarde aparecieron templos de diferentes confesiones, incluidas una mezquita y una iglesia armenia. Fue entonces cuando comenzó el desarrollo de la industria: la planta y astilleros de Sórmovo, fundada en 1849, desempeñaron un papel crucial en la construcción naval y la fabricación de maquinarias.
Hacen recordar aquellas épocas de ricos mercaderes y prósperos industriales las ricas mansiones de estilo barroco.
En este plan una de las calles más interesantes es Pokróvskaya, hoy zona peatonal situada frente al Kremlin.
Pokróvskaya, o Pokrovka como la llaman sus habitantes, es sin duda el mejor lugar para paseo turístico: aquí la gente saca fotos con diversos monumentos curiosos que representan hombres de diferentes profesiones, animales y hasta utensilios.
En Pokrovka hay tiendas de recuerdos para los turistas, cafeterías y restaurantes temáticos con una amplia gama de cocina étnica para todos los gustos. En un entorno tan ruso parece increíble poder encontrar restaurantes mexicanos, españoles, chinos, italianos y muchos más.
Cuando la noche cae sobre la vieja ciudad y las luces de las farolas marcan de sombras sus calles, parecen resucitar las leyendas de Nizhni Nóvgorod. Una de ellas está relacionada con la mansión de los comerciantes y filántropos Kamenski.
El palacete es un auténtico nido de fantasmas, aseguran convencidos los vecinos de la ciudad. Por las noches, dicen, desde los sótanos de la mansión se oyen voces extrañas y sombras misteriosas deambulan por sus otrora lujosos salones. La creencia popular sostiene que son las almas atormentadas de los Kamenski que se vieron obligados a huir de Rusia después de la revolución socialista en 1917.
Aparentemente, los Kamenski tenían esperanzas de regresar algún día a su casa ya que ocultaron allí un tesoro, hallado en 1973 y que llegó a exponerse en el kremlin.
Por increíbles que parezcan las leyendas, lo cierto es que esta antigua ciudad que estuvo vedada a los ojos de los turistas durante más de treinta años sigue reservando para el visitante no pocos enigmas y sorpresas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario