MARÍA PAMPÍN - Santiago - 18/05/2011
La capital gallega no es el motor industrial de Galicia ni puede competir en población con Vigo o A Coruña, pero es la referencia internacional de la comunidad, la que pone la cara en la publicidad y la que acoge más visitantes. La ciudad es, con las Rías Baixas, la cabeza visible del turismo, que se reactiva con cada Año Santo, la capital cultural, de peregrinaje religioso e incluso gastronómico. Pero ahora Santiago se enfrenta a 11 años sin Xacobeo y los expertos miran con esperanza a la cima del monte Gaiás, donde se elevan más de 400 millones de euros en proyectos o edificios terminados y en busca de contenido.
La resaca del Xacobeo ha dejado a la ciudad "desorientada", explica el responsable del Centro de Estudios e Investigaciones Turísticas (Cetur) de la Universidade de Santiago, Xosé Santos. "Santiago está perdiendo el efecto capitalidad que le daba una situación de privilegio como ciudad, que sería importante que recuperase", afirma. Frente al movimiento económico de Vigo y A Coruña, Solla receta apostar por la singularidad de Santiago e incorporar los "nuevos elementos para la promoción como la Cidade da Cultura o el museo de la ciudad, que puede ser un buen apoyo".
Las posiciones de los expertos se debaten entre quien considera que la ciudad es un destino consolidado que ya ha superado el carácter de centro de peregrinación religiosa y a la que los turistas miran como capital cultural, y quien afirma que hay que seguir trabajando. La decana de la Facultad de Económicas, Emilia Vázquez, recuerda que Santiago tiene la mayor oferta de hoteles de cinco estrellas de Galicia y que "su atractivo no está limitado a la celebración de un Año Xacobeo". Y cita también a los congresistas que cada vez más acuden a Santiago.
El reto para la asociación de empresarios del polígono del Tambre está en que los turistas "permanezcan más tiempo en la ciudad", conscientes de que el pasado año bajó la media de pernoctaciones y el gasto medio por turista. "No creo que viniera tanta gente o los que vinieron lo hicieron desvalijados", abunda Lois Calvelo, el portavoz de la asociación de vecinos de O Castiñeiriño, fuera del núcleo urbano.
La Universidad y los empleos que crea la Administración pública salvan a Santiago de caer en el envejecimiento de la población -es la ciudad con menos hogares compuestos por personas mayores de 65 años- y eleva -hasta liderarlo- el ingreso medio por hogar de las ciudades gallegas. La capital es una ciudad en la que destacan los espacios verdes "que pueden competir y superar a cualquier ciudad europea", asegura Calvelo, y con un casco viejo muy cuidado. Es un núcleo asentado, con pocas cosas por hacer, pero que tiene en la movilidad su gran reto y su talón de Aquiles. Por la boca de todos los expertos se escapan las críticas al caos de vehículos y el transporte urbano, pero las soluciones que manejan son las que repiten incansables los candidatos a la alcaldía: más aparcamientos en la entrada de las ciudades (o en las poblaciones vecinas donde viven muchos de los trabajadores de la capital), fomentar el uso del transporte público, redefinir las líneas del autobús o rescatar el proyecto de un metro ligero que una las ciudades-dormitorio con Santiago y el aeropuerto.
Para Lois Calvelo, sin embargo, es un problema sin solución: "Va a persistir aunque se hagan más infraestructuras". Aun así, no renuncia a ciertas mejoras. Al barrio del Castiñeiriño, dice, llegan dos líneas de autobús pero pasan a la misma hora. El presidente de los empresarios del Tambre, Jesús Chenel Noya, echa en falta más aparcamientos de superficie y en las zonas industriales. "Los que hay están en el centro y en el rural también existimos", reclama. De momento, el Ayuntamiento ha encargado un estudio de movilidad para intentar atajar el problema que deberá poner en marcha el próximo Gobierno local.
La responsable de Santiago del Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia, Ana Domínguez, tiene claro que Santiago "debe empezar a pensar en el extrarradio y no solo en el centro". "Es necesario pensar en el conjunto. La conexión entre barrios periféricos es la dificultad y luego entre los barrios y otros ayuntamientos. Todos dependemos administrativamente mucho de Santiago. La capital te permite todo, pero no te permite nada de movilidad", explica.
Desde el polígono del Tambre se ven unas "bases que permiten aguantar la crisis". Poco tejido industrial, una ciudad que depende del sector servicios y el comercio, pero con empresas "de gran significación no solo a nivel regional, sino nacional e internacional, en sectores como los de las telecomunicaciones, industria de la madera, transporte o nuevas tecnologías", identifica la decana de Económicas. "Hubo años que la ciudad carecía de suelo industrial", asegura Chenel, "ahora es el momento de facilitar la instalación de empresas, con menos burocracia".
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