Como en cada año, ''La Generala'' realiza su recorrido desde la Catedral hasta la Basílica Zapopana
GUADALAJARA, JALISCO (13/OCT/2012).- De entre los cientos de miles que van a la Romería, muy pocos saben que el vehículo que jala el carro adornado donde llevan a la Virgen de la Expectación hasta la Basílica de Zapopan, nunca está encendido. Este año, como todos los anteriores, “La Generala” recorrió los casi ocho kilómetros entre la Catedral y la Basílica con la máquina apagada.
El cable al que va atado a la camioneta se integra a un argot casi misterioso, porque en lugar de llamarlo simplemente cable, soga o cuerda, le dicen “calabrote”.
Al frente del “calabrote” que jalaba la camioneta, a la cual estaba amarrado el carro donde iba sentado el cardenal Juan Sandoval y en la que había una tarima para la Virgen de Zapopan, iba un joven atlético de rostro satisfecho, aunque bañado en sudor: Humberto Gutiérrez.
“Estoy desde hace 19 años en la Guardia de Honor de Nuestra Señora de la Expectación”, dice de un solo golpe, sin apenas tomar aire.
La Policía tapatía y Protección Civil calcularon más dos millones de personas en la Romería… ¿La mitad de los habitantes de la ciudad?
Muchos. Quizá un cálculo fallido, aunque tuvieran la ventaja del helicóptero. Pero si se acepta la mitad (1.2 millones ) se constata que la Virgen de Zapopan es, hoy por hoy, uno de los personajes con más popularidad en la Zona Metropolitana.
¿Qué diferencias hubo entre la Romería de este año y la de 2011? Muchas. Primero, no llovió. Sin apostar a la meteorología, quizá eso permitió una mayor presencia de creyentes, cuando menos muchos más que hace un año.
¿La gente? ¿Qué decir de los creyentes? Eran muchos, pero hubo un denominador si es posible así llamarlo: pocos jóvenes. Hay que reconocer que si bien no son mayoría, los jóvenes como Humberto son indispensables para jalar del “calabrote”, para sacar adelante la Romería y llevar a “La Generala” a su destino.
El cable al que va atado a la camioneta se integra a un argot casi misterioso, porque en lugar de llamarlo simplemente cable, soga o cuerda, le dicen “calabrote”.
Al frente del “calabrote” que jalaba la camioneta, a la cual estaba amarrado el carro donde iba sentado el cardenal Juan Sandoval y en la que había una tarima para la Virgen de Zapopan, iba un joven atlético de rostro satisfecho, aunque bañado en sudor: Humberto Gutiérrez.
“Estoy desde hace 19 años en la Guardia de Honor de Nuestra Señora de la Expectación”, dice de un solo golpe, sin apenas tomar aire.
La Policía tapatía y Protección Civil calcularon más dos millones de personas en la Romería… ¿La mitad de los habitantes de la ciudad?
Muchos. Quizá un cálculo fallido, aunque tuvieran la ventaja del helicóptero. Pero si se acepta la mitad (1.2 millones ) se constata que la Virgen de Zapopan es, hoy por hoy, uno de los personajes con más popularidad en la Zona Metropolitana.
¿Qué diferencias hubo entre la Romería de este año y la de 2011? Muchas. Primero, no llovió. Sin apostar a la meteorología, quizá eso permitió una mayor presencia de creyentes, cuando menos muchos más que hace un año.
¿La gente? ¿Qué decir de los creyentes? Eran muchos, pero hubo un denominador si es posible así llamarlo: pocos jóvenes. Hay que reconocer que si bien no son mayoría, los jóvenes como Humberto son indispensables para jalar del “calabrote”, para sacar adelante la Romería y llevar a “La Generala” a su destino.
Fuente: Informador.com.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario