Su terreno de construcción es de más de 30 metros de alto; mientras que su fachada está labrada totalmente en cantera, además está dedicada a San Francisco Javier, cuya imagen preside a un grupo de 21 santos jesuitas
Lilián Anaya
25 de julio 2011
10:25
El Templo de San Francisco Javier, hoy Museo del Virreinato, es uno de los atractivos turísticos más importantes del municipio de Tepotzotlán, ya que su fachada es una de las muestras más representativas del estilo churrigueresco del siglo XVIII.
Esta iglesia jesuita de estilo barroco se levantó junto al convento anexo, con la fortuna de un miembro jesuita de la familia Figueroa, por ser éste el último eslabón de un mayorazgo que se extinguía.
Este municipio aún mantiene su imagen colonial, y dicho recinto es uno los lugares iconos pues en algún tiempo albergó a un importante colegio jesuita el cual se confirma de un conjunto arquitectónico que se levanta frente a una plaza que acoge una cruz atrial de piedra, labrada con imágenes de la Pasión de Cristo.
Su terreno de construcción es de más de 30 metros de alto; mientras que su fachada está labrada totalmente en cantera, además está dedicada a San Francisco Javier, cuya imagen preside a un grupo de 21 santos jesuitas, entre ellos San Antonio Abad y San Pedro. Sin olvidar los adornos florales y las columnas, que se caracterizan por combinar el espíritu religioso con el nacionalista.
Su construcción comenzó en el año de 1670 y finalizó durante la primera mitad del siglo XVIII; para los años de entre 1760 a 1762 la fachada fue remodelada junto con la torre y sus retablos interiores.
En su interior cuenta con impactantes retablos dorados, en los que trabajó el artistas Higinio Chávez, mientras que los extraordinarios frescos, fueron realizados por Miguel Cabrera. De los cinco retablos churriguerescos, el principal está dedicado a San Francisco Javier.
La Capilla de la Virgen de Loreto, se ubica al interior y se destaca por ser una obra de corte clásico, que se compone de elementos decorativos como la argamasa y el azulejo; el Templo de San Pedro Apóstol, con su portada atrial neoclásica con escudo papal; el Relicario de San José y la Sacristía con sus ricos lienzos.
La otra parte que complementa al edificio está integrado por claustros, celdas, refectorios, cocinas, botica, herbolario, biblioteca, patios de servicio, huerta, mirador, y otros elementos; todo ello se conjuga para formar lo que se conoce como el Museo Nacional del Virreinato
El arquitecto, Pedro Sánchez Lobato, diseñó este recinto sobre una planta de cruz latina, con capillas laterales comunicadas con atajos y crucero cerrado por una cúpula con linterna. El desnivel que presenta la plaza sirve destaca las dos torres de la fachada, cuadradas de mampostería y sillería, rematadas por sendos chapiteles piramidales.
Un arco de medio punto dividen ambas torres, además se encuentra rodeados por dobles columnas que sirven de puerta. En la parte de arriba se mantiene la imagen de San Francisco Javier y el escudo de Castilla y León, rematado todo ello por un frontón partido; cabe destacar que la fachada principal fue remodelada en el año de 1992.
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