Los balseros pasean a los jóvenes viajeros a bordo de cruceros que rodean cerros de aspecto mítico.
Martes 05 de julio de 2011
EFE Reportajes | El Universal
La China que nos imaginamos en los cuentos muestra un lugar surcado por montañas verdes, entre campos de arroz y ríos donde los pescadores navegan en balsas.
A esta zona, situada en la meridional región autónoma de Guangxi, se conoce con el nombre de Guilin, el punto de partida de los cruceros por el famoso río Li, surcado de montañas de las más variopintas formas.
Sin embargo, desde hace años los turistas extranjeros prefieren ir al otro lado del crucero, a la más pequeña Yangshuo, aunque también se está haciendo grande y ya no tiene el aspecto rural de antaño.
Su calle principal (Xijie, o "calle del oeste") está surcada de tiendas de recuerdos, restaurantes que lo mismo sirven pizzas que serpiente asada.
Yangshuo es un centro de operaciones para jóvenes, un lugar para descansar en hostales coquetos, para un día de bicicleta o de trekking por la zona.
Lo bueno se encuentra en el río Li, al final de la calle Xijie, donde los balseros aguardan al turista para pasearlo al sur o al norte de este famoso afluente del Perla, surcado de espectaculares paisajes kársticos.
Río arriba, desde Yangshuo, es la zona de los cientos de cruceros diarios por el Li, donde se levantan las colinas más famosas en el imaginario chino sobre Guilin: la del Loto Verde, la de la Carpa, la de la Cabeza del Dragón, la de los Nueve Caballos.
Verdes macizos
El lugar más fotografiado son los verdes macizos cercanos a la pequeña localidad de Xingping, quizá porque son ellos los que adornan el billete de 20 yuanes. Xingping es una tranquila localidad con calles tradicionales, cafeterías con encanto y alguna tienda artesanal: es lo que Yangshuo era hace 20 años, un nuevo destino alternativo.
Yangshuo ofrece una de las vistas más espectaculares de la comarca, desde la que se pueden divisar cientos de montañas kársticas, en lo alto de la Montaña de la Luna, famosa por su gran agujero en la cumbre.
También vale la pena un paseo andando o en pequeñas balsas por el pequeño río Yulong, donde las vistas son tan espectaculares como las de su hermano mayor. Y cerca hay numerosas cuevas kársticas, con estalactitas y estalagmitas de extraños nombres y formas, así como baños termales y de barro para relajar al viajero cansado.
Yangshuo y alrededores son un lugar lo suficientemente grande para acoger a multitudes de turistas al año sin parecer abarrotado, con la excepción de la ciudad de Guilin.
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