CIUDAD DE MÉXICO, 29 de mayo.- Entre las imágenes que se venden en los puestos de Paseo de la Reforma, Zarco y Puente de Alvarado cada día 28 de mes aparece una figura que nada tiene que ver con el santoral católico.
En un puesto instalado en Puente de Alvarado, las efigies de Jesús Malverde destacan con su cabello negro y su vestimenta campirana por entre cientos de figuras de San Judas Tadeo con su túnica blanca y verde y su rostro barbado, además de los cristos y las vírgenes.
La existencia de Jesús Malverde no ha podido ser confirmada. Forma parte de una historia en la que se entrelazan las hazañas de un bandolero en Sinaloa a inicios del siglo XX, al de un operador de grúas y hasta la fantasía está detrás.
Migrantes le piden “favores”
La leyenda cuenta que tras ser arrestado por cometer asaltos fue ahorcado, sus restos se dejaron a la intemperie en el árbol de donde fue colgado. Con el paso del tiempo el cuerpo cayó, pero existía la prohibición de enterrarlo, así que la gente arrojaba piedras hacia los restos hasta que quedaron cubiertos.
Con el paso del tiempo, los sinaloenses comenzaron a pedir favores a Malverde, entre ellos, protección para las personas dedicadas a la producción o tráfico de drogas. Los migrantes con rumbo a los Estados Unidos se convirtieron también en sus devotos.
Su culto, sin embargo, nunca ha sido aceptado por la Iglesia católica. Lo que no impide que haya imágenes de Jesús Malverde de todos tipos y materiales en los puestos en torno a San Hipólito, donde se realiza la mayor concentración de fieles a San Judas Tadeo cada día 28 de mes.
–Oiga, Malverde no es un santo, pero ¿sí cumple? Se le cuestiona a Leonor, una de las vendedores en Puente de Alvarado que ofrece la imagen de este hombre sentado en una especie de trono con billetes en mano.
“Pues mi cuñada tuvo un problema” (no especifica cuál) “y le pidió que le ayudara y sí le ayudó. Por eso le tiene devoción y los vendemos”, relató la comerciante, quien muestra una figura de cerámica pintada con la cabellera negra, camisa abotonada hasta el cuello, bigote delgado, patillas, su pañoleta anudada como corbata y “con pestañas de pelo natural”.
Leonor vende además una figura de Malverde que está “curada”, es decir, en la base tiene un compartimento con semillas y monedas, que, asegura, sirven para atraer a la fortuna.
Y su oración
La comerciante exhibe cuadros laqueados con el retrato de Jesús Malverde y la oración: “Hoy ante tu Cruz postrado ¡Oh Malverde mi Señor te pido misericordia y que alivies mi dolor. Tú que moras en la Gloria. Y estás muy cerca de Dios Escucha los sufrimientos De este humilde pecador ¡Oh!, Malverde milagroso. ¡Oh!, Malverde mi Señor concédeme este favor y llena mi alma de gozo. Dame salud Señor Dame reposo Dame bienestar Y seré dichoso.”
En el mismo puesto hay escapularios, pulseras, llaveros, portarretratos miniatura, con el retrato de Malverde que tiene su capilla en la ciudad de Culiacán.
“Si se lleva la imagen le pongo de regalo un rosario”, oferta Leonor. El rosario también tiene pequeños retratos de Malverde en las cuentas más grandes.
Sobre Paseo de la Reforma, en otro puesto provisional, un vendedor ofrece efigies de Malverde de casi un metro de alto, elaborado en yeso y pintado en colores intensos, rojo, azul, verde, y parado sobre una pila de monedas doradas. El costo de las figuras de cerámica pintada y de resina va de los 80 a los 350 pesos. Las imagenes de Malverde no son tan socorridas en la Ciudad de México como sí ocurre en el noroeste del país.
En el DF apenas se dejan ver bustos y efigies en el altar de la Santa Muerte, en avenida José María Vértiz, colonia Doctores, y en el instalado en la calle Peralvillo, en Tepito.
Su culto no es público, no hay nichos dedicados a él en las iglesias, incluso en el interior de la parroquia de San Hipólito lo que se observa en la misa de mediodía no son imágenes de Malverde, sino un desfile de fieles que cargan sus imágenes de San Judas que van desde unos centímetros y hasta 1.70 metros de altura.
Santo a la moda
Fuera del templo, las imágenes de Jesús Malverde no son las más vendidas. Las efigies más socorridas, “las de moda”, son la de San Judas Tadeo transfigurado en niño y la que está completamente pintada de blanco a excepción de su rostro y con una flama que le surge de la cabeza.
La barba y cabellera blanca y la ropa completamente alba, dicen los vendedores de las figuras, representa a San Judas “viejito”.