martes, 9 de octubre de 2012




Devoción danzante, al ritmo de tres generaciones

La familia Plascencia es el vivo retrato del fervor por La Generala. Danzar para la virgen cada 12 de octubre es un orgullo que se lleva en el corazón y se materializa en fotos que cuelgan los jóvenes en sus perfiles de facebook; todo está listo para el gran día

GUADALAJARA, JALISCO (07/OCT/2012).- Pum pum pum pum”, resuenan los tambores al pie de la calle Gonzalo Curiel, en la colonia Alcalde Barranquitas, y cada vibración sacude el pecho de danzantes y espectadores. Distribuidos a lo largo de media cuadra, guerreros y doncellas comienzan a moverse coordinados: paso adelante, paso atrás, vueltas veloces en el propio eje. Los impactos constantes de la baqueta contra el cuero, son los latidos que mantienen viva la tradición ancestral de la danza.

Es el último viernes de septiembre y el ensayo final del Grupo Ritual Azteca Hermanos Plascencia, después de tres meses de preparación física y espiritual para la Romería del 12 de octubre. La ocasión es especial, por eso el rito inicia hoy con la paseada de la Virgen, a la que los danzantes llevan a dar una vuelta por el barrio. De esa manera se agradece a los vecinos el que hayan aguantado todo “el ruidajo” que, desde principios de julio, hace el grupo tres noches por semana. Sólo este día, visten de blanco de pies a cabeza los más de 150 miembros del “círculo de la danza”.

El general Rosendo Plascencia —el General Chendo, como lo llaman algunos con cariño— espera a la comitiva sentado en un banco sobre la acera. La calle, como en cada ensayo, ha sido bloqueada con un par de automóviles y previo permiso de las autoridades de Vialidad.

Hace 45 años que el grupo realiza en este sitio sus ensayos. Lo saben bien vecinos y fuereños, quienes van llegando también con sus sillas y buscan acomodarse en las primeras filas para no perder detalle. Como en el cine, algunos traen sus antojitos para disfrutar más del espectáculo.

Pero el mejor lugar está reservado para la Virgen de Zapopan —La Generala— que una vez que regresa del paseo es colocada en un pedestal rodeado de flores, desde donde observará de frente el ritual que está por comenzar. A sus pies, las mujeres ahumadoras se encargan de que en ningún momento falte el humo purificador del copal. Después de hacer los correspondientes rezos de inicio y cantar alabanzas a la Virgen, el General Rosendo ordena a todos ir a tomar sus puestos.

Se reconoce al Jefe Chendo por estar justo en el medio del grupo, cerca del símbolo de los Cuatro Vientos pintado con colores sobre la calle. Porta huaraches de cuero cubiertos con brillantina dorada, pantalón corto y playera blancos, además de vendas en rodillas y tobillos para amortiguar el impacto de sus pies chocando contra el pavimento.

Tiene 70 años cumplidos, pero aparenta menos edad: casi no tiene canas y su cuerpo es robusto. Es fuerte también en su expresión y en la manera de dirigirse a sus danzantes. “El gran jefe tiene que tener dos cosas”, explica después el General, “tiene que tener mucha dureza, pero también lo mismo en humildad”

Fuente: Informador.com.mx

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